Los que viven en el municipio de Lambaré no pagan sus impuestos porque la Municipalidad no sirve a los ciudadanos de su Jurisdicción: las calles no se pavimentan, los empedrados están en pésimas condiciones, la recolección de basuras es deficiente y los baldíos siempre están sucios. Nadie puede recibir lo que no da.
Afirmar, como lo hace la comuna lambareña, que la institución realiza trabajos con el objetivo de dar mayor bienestar a la gente porque hay gran cantidad de morosos es mentir a la ciudadanía: históricamente los intendentes y las juntas municipales lambareños hicieron muy poco a favor de los habitantes de esa ciudad.
Por el contrario, la inoperancia o su directa complicidad conspiraron para que la calidad de vida de los lambareños cayera en picada. Basta mirar el estado de sus calles. La principal – Cacique Lambaré – tuvo que ser reparada con la intervención de un fiscal. Calles y avenidas interiores como Hernán Cortés – por citar solo una arteria con gran nivel de circulación-, nunca fueron atendidas.
Los pocos pavimentos – tal el caso por ejemplo del tramo lambareño de Bruno Guggiari- realizados no son sino un baño de asfalto superficial que con el alto volumen de tránsito de rodados ya de nuevo dejan ver las piedras que les sirven de base.
Los empedrados, debido a la erosión generada por las lluvias, están en pésimas condiciones. Los vecinos de los 25 barrios a los que la Intendencia pretende cobrar nunca observaron una cuadrilla de obreros reacondicionando lo destruido. Al contrario, al único al que ven la cara cada cierto tiempo es al mensajero que trae el requerimiento para ponerse al día, con la amenaza de que si así no lo hiciere su caso va a pasar a esferas judiciales.
Aun está fresco en la memoria de los pobladores de este distrito el caso del anterior intendente, Juan Martínez, acusado de apoderarse de las recaudaciones. Hasta ahora los moradores de la zona se preguntan que hace el actual intendente, Roberto Cárdenas, para recuperar el faltante de los ingresos municipales. Lo que se sospecha es que la complicidad entre colorados lo dejará impune.
La municipalidad debe entender que el no pago de los impuestos en el primer mes del año – donde, por lo general, los contribuyentes se ponen al día con sus obligaciones impositivas- es una silenciosa rebelión de los que no ven ni sienten que sus autoridades municipales se preocupen por mejorar el entorno en el que viven. Solo ven la avidez de plata que ante la proximidad de las elecciones generales podría ir a parar no en beneficios comunitarios sino en provecho de candidaturas.
El actual intendente y la Junta Municipal no han demostrado aún eficiencia en la administración del municipio. No es necesario hilar muy fino para constatar que ellos traicionan la voluntad popular y solo calientan las sillas que ocupan. Si, como en Venezuela, existiera la potestad legal de la revocatoria de mandato por la que los electores pueden defenestrar a los ineptos, hace rato hubieran sido corridos a sus casas.
Fuente: Ultima Hora
