octubre 06, 2008

El poder ciudadano y la leche derramada
Ciudadano: Natural de un Estado, que tiene derechos y deberes políticos que le permiten tomar parte en el gobierno del mismo. 

Durante el debate sobre la ley que finalmente le privó a Asunción de 483 hectáreas -que ahora son de Lambaré-, el senador Marcelo Duarte criticó la falta de rigor con que se trató el tema.
Duarte denunció que se ignoró lo establecido en la Ley Orgánica Municipal, de contar al menos con el 10% de las firmas de la población afectada para llevar adelante el proceso. 

En otras palabras: nadie les preguntó a los 25.000 asuncenos que ahora pasarán a ser lambareños si querían ser lambareños. Y tampoco a los 600.000 asuncenos si querían que les quitaran un pedazo de su ciudad.

Estimó que entre los próximamente lambareños el sentimiento estará dividido: unos priorizarán el hecho de que pagarán menos impuestos al pasar a depender de Lamber city, mientras otros dirán que se les devaluará la propiedad al dejar de ser de la capital. Lo concreto, sin embargo, es que nadie les preguntó en qué municipio querían vivir.

No vamos a cortarnos las venas diciendo que esto de decidir sin consultar con los ciudadanos es cosa de ahora nomás. Que yo recuerde, Andrés Rodríguez no les preguntó a los paraguayos si querían que se cubriese con asfalto el histórico empedrado que estaba frente al Palacio. 

Tampoco se les consultó a los asuncenos si querían que su plaza, ubicada sobre 25 de Mayo entre Independencia y Nuestra Señora de la Asunción, con jardines y fuente de agua, se convirtiera en una mole de cemento.
¿Alguna autoridad competente (?) se tomó la molestia de considerar la opinión de expertos urbanistas o de los comunes ciudadanos que argumentaban en contra de la construcción de ese adefesio de Parlamento en medio del casco histórico de la ciudad? 

¿Alguien les pidió su opinión a los usuarios del tranvía antes de desmontar las vías de este transporte ecológico, tan caro al afecto de los asuncenos y encima económico?
No digo que para cada decisión que deba tomar el Gobierno central o el comunal se tengan que reunir 10 mil firmas. Lo que planteo es que el ciudadano no "toma parte" del gobierno, como tendría que ser, por desidia propia, y por prepotencia o ineficacia de las autoridades.

Como ejemplo tenemos muchas audiencias públicas que se realizan al solo efecto de legitimar lo que los gobernantes ya decidieron realizar. O las comisiones vecinales que en los discursos son jerarquizadas y para las acciones son relegadas.

El empoderamiento del ciudadano está lejos de ser una realidad. Y mientras siga el desinterés en una participación activa seguirán los despojos, las transformaciones indebidas, las construcciones de adefesios, la destrucción de patrimonios históricos, los abusos de empresas privadas y públicas, etcétera.

Parece que todavía queda por internalizar que la participación no termina en el voto. Y que si no se logra una participación ciudadana eficaz los ciudadanos seguirán llorando sobre la leche derramada.

Fuente: Ultima Hora - Escrito por Miryam Morán

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